Una playlist para cachones (volumen 3) - sebasareiza.xyz

 

Como lo anunciamos aquí, esta es la tercera parte (de cuatro) de la playlist para cachones. La tercera edición se sale de lo convencional y muestra al público un cuarteto musical que da miedo como prueba de embarazo positiva. Tenemos la banda sonora para todas las tusas: la centennial, la milennial, la del adulto contemporáneo y la de la gente que ya está en edad de leer las editoriales de los periódicos. Pasen y escuchen.

 

Una playlist para cachones (volumen 3)

 

 

 

The less I know the better – Tame Impala:

Si Alejandro Sanz es el emblema de la tusa millennial, esta canción es un infaltable de la tusa centennial, esa extraña generación que relaciona Cartoon Network más fácil con Ben 10 que con Ed, Edd y Eddy. Esta canción, pensada y ejecutada de forma impecable a nivel musical pero con una letra más triste y perdedora que la historia del DIM, es la prueba de que esta generación no vale verga pero hace de no valer verga todo un arte.

De igual forma que la canción de Paulo Mondá, no habla explícitamente de cachos. Eso no evita que el protagonista se sienta engañado por parte de una mujer que le ha dicho que no la misma cantidad de veces que Amparo Grisales le ha dicho que no a la idea de envejecer con dignidad. Pero todos sabemos que el amor es más fuerte (?) y él opta por deliberadamente ignorar todas las señales de oposición y esperar lo que haga falta hasta que su anhelo se cumpla. Alerta de spoiler: no pasa nada.

Recomendación: lo fundamental es subir la autoestima. Y para esta generación, con esa mezcla volcánica de empoderamiento y desubique, pueden ser muchas las opciones: cervecitas y porro en el aeropuerto, fotografiar muchachas igualmente confundidas bajo el pretexto de hacer desnudos artísticos, hacer posts depresivos en Tumblr, renunciar definitivamente al sexo y hacerse otaku… el mundo es de ustedes. Bueno, no realmente, gracias a la precariedad laboral, pero el mundo es de ustedes.

 

I’m not the only one – Sam Smith:

Bienvenidos al lado duro de los cachos. La persona que lo da todo y se queda sin nada por alguien que no lo toma como suficiente. Ella alega demencia y se hace la estúpida, pero tiene evidencia en contra para pagar dos o tres cadenas perpetuas. “La gente que miente no merece amor”, reza una de las frases más simbólicas de esa road movie preciosa llamada Apocalipsur. Y si fuera legal, la mataríamos y haríamos un bombo con la piel para seguirle pegando.

Esta canción no es decididamente apocalíptica como la de Amanda Miguel. Es quizás la más tranquila de todas las de la playlist para cachones pero, al mismo tiempo, la que más dolor implícito lleva. El tipo creyó ciegamente en ella y perdió. Todos en algún punto perdemos, en eso y en lo demás, porque así es la vida. Y es cuestión de asumirlo y tratar de cogerla suave.

Recomendación: un buen psicólogo, meses de antidepresivos y ojalá un viaje a lo Comer, rezar, amar. No se me ocurre nada más.

 

Ella – Hansel y Raúl ft. Luis Enrique:

Prácticamente toda la música está basada en ese fino hilo que separa el amor del desamor. Sin embargo, Hansel y Raúl se dieron cuenta que podían basar su carrera en relaciones turbias como las de María Teresa y Danilo, cuyos hijos se iban a casar entre sí hasta que se enteran que son hermanos pero luego les avisan que el novio es hijo del lechero.

En este caso cada uno de los tres intérpretes cuenta su historia con las damas: uno de ellos lleva seis meses de noviazgo con una, viéndola como una mujer sin ninguna maldad. El otro está consciente de estar metido en una relación indebida, donde ella le tiene “el cuerpo gastado” de tanto amar. El tercero lleva años casado y le entregó todo lo que tuvo. Aquí viene el plot-twist: los tres tipos hablan de la misma mujer.

Recomendación: esta canción se estrenó en el año 1988. En esa época, con los riesgos del momento, teniendo en cuenta que la dama decidió hacer de sí misma un postre tres leches, lo ideal sería una fuerte dosis de antirretrovirales para todos los implicados.

 

Cruz de navajas – Mecano:

Es una canción que cuesta años entender pero que, cuando la entiendes, empiezas a pensar que tu destino está entre ser célibe y aparecer en el Qhubo. María y Mario llevan un matrimonio aburrido donde a ambos les toca trabajar a deshoras para llegar a fin de mes. Estar juiciosa trabajando, por supuesto, no impide que María ande en un tórrido romance con el chirrete del barrio.

En una de esas Mario sale temprano de trabajar y encuentra a María mal parqueada. María, que mínimo era paisa por aquello de que antioqueño no se vara, tuvo la idea perfecta para salir del mal momento. No queda claro si fue la misma María o alias Coscorria, pero en todo caso al pobre Mario no solo lo hacen cachón sino que encima lo matan a puñaladas. Si se tratara de matar a los cachones habría muerto más gente que en el chasquido de Thanos.

Recomendación: conseguir un tote y munición, o cuando menos un machete, por las dudas. Uno no sabe cuándo le toque. Si vamos a morir como cachones, lo mínimo es irse dando pelea.

 

Mañana domingo, el día más depresivo de la semana, última parte de la playlist para cachones: 69 minutos de guarrada.